Por Redacción IGA
“La Membresía de la Iglesia” es un libro muy práctico y claro acerca de la membresía de la iglesia, un tema necesario de entender y que se soporta bíblicamente con total claridad desde el llamado a ser parte de una iglesia local, reconociendo en la historia de la iglesia primitiva que en aquel entonces, cada iglesia era cuidada por sus miembros.
De esta manera, y de acuerdo a claridades doctrinales de segundo orden, hemos hecho una adaptación al texto de Leeman con el fin de usarlo como referente para el entendimiento nuestro en torno a la importancia de la membresía.
Estas son las doce razones:
- Es bíblica. Jesús estableció la iglesia local y todos los apóstoles desarrollaron su ministerio a través de ella. La vida cristiana en el Nuevo Testamento es la vida de la iglesia. Los cristianos en la actualidad deberían esperar y desear lo mismo (Mateo 16:15-19; Hebreos 10:23-25).
- La iglesia son sus miembros. Ser una iglesia en el Nuevo Testamento es ser uno de sus miembros (Hechos 2:42-47, en adelante). Deberías desear ser parte de la iglesia porque ella es a quien Jesús vino a rescatar y a reconciliar consigo mismo.
- Es sinónimo de fidelidad sacramental. Porque los miembros han dado pasos de afirmación de su fe por medio del bautismo, han sido reconocidos en la familia del Pacto por medio del bautismo, y son fieles practicantes de la Cena del Señor, como celebración de la iglesia reunida conmemorando la Obra Redentora de Jesús y anhelando su inminente regreso, lo que equivale a sus miembros (Lucas 22:7-22; 1 Corintios 11; Hechos).
- Es la manera de representar oficialmente a Jesús. La membresía es la confirmación de la iglesia de que eres un ciudadano del Reino de Cristo y, por tanto, un representante identificado de Jesús ante las naciones. Deberías desear que tu representación esté autorizada (Juan 17:20-21). Además, muy estrechamente relacionado con esto:
- Es la manera de declarar tu más alta lealtad. Tu membresía en la iglesia es un testimonio público de que tu más alta lealtad pertenece a Jesús, lo cual se expresa en fidelidad por practicar la fe, el amor de unos por otros, la generosidad no sólo en servicio, sino especialmente económica. Llegarán las pruebas y las persecuciones, pero tus únicas palabras serán: “Soy cristiano y soy de la familia de la fe” (Juan 17:20-23).
- Es la manera de encarnar las ilustraciones bíblicas y representarlas. Es dentro de las estructuras de la responsabilidad de rendir cuentas en la iglesia local que los cristianos viven y experimentan la correlación de su cuerpo, la plenitud espiritual de su templo, así como la seguridad, la intimidad y la identidad colectiva de su familia (1 Corintios 12, 13, 14; Efesios 5:21-33).
- Es la manera de servir y cuidar a otros cristianos. La membresía te ayuda a saber a qué cristianos del planeta tierra tienes la responsabilidad específica de amar, servir, supervisar y estimular. Te capacita para cumplir tus responsabilidades bíblicas con el cuerpo de Cristo (Gálatas 6:10; Ef. 4:11-16, 25-32; Hebreos 10:24).
- Es la manera de seguir a los líderes cristianos. La membresía te ayuda a saber a qué líderes cristianos en el planeta tierra estás llamado a obedecer y a seguir, por eso a cada miembro lo establece en la iglesia local y en ella a los líderes de la iglesia. Por otra parte, te capacita para cumplir tus responsabilidades bíblicas con ellos (cf. He. 13:7, 17).
- Ayuda al liderazgo de los líderes cristianos. La membresía permite a los líderes cristianos saber a qué cristianos en el planeta tierra deben “apacentar” (Hch. 20:28; 1 P. 5:2).
- Posibilita la disciplina eclesial. Te coloca en tu lugar —bíblicamente determinado— para participar en la labor de la disciplina en la iglesia de forma responsable, sabia y amorosa (Mt. 18:15-21; 1 Co. 5).
- Da estructura a tu vida cristiana. Coloca la afirmación individual del cristiano de obedecer y seguir a Jesús en una situación real donde la autoridad se ejerce realmente sobre nosotros (cf. Jn. 14:15; 1 Jn. 2:19; 4:20-21). Es el programa divino de disciplina.
- Protege el testimonio y prepara para ser testigos La membresía refleja el gobierno de Cristo y sus mandatos del amor de unos por otros, el mandato a la iglesia a ser testigo en el mundo, el llamado a cada creyente a asumir su real sacerdocio (cf. Mt. 5:13; Jn. 13:34-35; Ef. 3:10; 1 P. 2:9-12). La iglesia es el programa divino de evangelización.